Por Expedia Team, el February 16, 2016

Mi Viaje por el Mundo

A pesar de haber sido hace varios años aún recuerdo el momento como si hubiera sido ayer. Me encontraba sentado en la sala de reuniones privada del Director General de la empresa en la que trabajaba, era una reunión de emergencia en la cuál estaban presentes la mayoría de los directores.

Para ser sincero he olvidado sobre qué era la reunión ya que durante todo el tiempo que estuvieron discutiendo mi mente estaba ausente y mi mirada perdida en el horizonte.

La sala de juntas del Director General contaba con una vista privilegiada del Paseo de Reforma de la Ciudad de México, desde ahí se podía ver perfectamente el edificio de la Bolsa Mexicana de Valores. Era un día soleado, con cielo despejado y con un clima espectacular para pasar el día afuera. Sin embargo estaba sentado en una sala de juntas bajo luz y clima artificial, revisando unos números que me habían pedido calcular la noche anterior y servirían para tomar una decisión estratégica. Al menos eso fue lo que me dijeron una vez más.

Sin importar el nivel de relevancia que mi trabajo representaba mi mente no estaba ahí. No me interesaba nada de eso, sabía que hoy era ese problema pero mañana sería otro igual o más “importante”. Durante toda la hora que duró la reunión me encontraba hipnotizado mirando hacia la ventana, no podía dejar de pensar que en ese momento lo único que quería era estar afuera caminando bajo el sol por el Paseo de Reforma.

Mi cabeza comenzó a saltar de una idea a otra, de la nada en un pequeño instante sentí como si se me hubiera aclarado el pensamiento y vi mi futuro. Pude ver lo que me esperaba si seguía haciendo lo mismo que había estado haciendo hasta el momento y para ser sincero no fue una imagen atractiva. Si este pensamiento era una idea que ya sabía desde tiempo pero la había reprimido, ¿por qué continuaba ahí?

Desde pequeño fui viajero, no necesariamente hice viajes fuera del país pero viajaba cada fin de semana a visitar a mis abuelos que vivían en otra ciudad, viajaba a visitar a mi familia a las ciudades vecinas y una vez al año viajaba con mi mamá a una playa durante las vacaciones de verano.

Playa casi desierta en la Isla de Redang en Malasia
Playa casi desierta en la Isla de Redang en Malasia

Los atlas y mapas me fascinaban. Podía pasar horas hojeando un mapamundi con fotografías de los lugares del mundo pero jamás me cruzó la idea de viajar fuera de México. Crecí con la idea de que eso era algo reservado para las personas con mucho dinero o privilegiadas.

Mi primer viaje de más de un par de días fue de intercambio de estudios a Madrid, logré conseguir beca y hacer unas practicas profesionales que me ayudarían a solventar gastos. Durante mi estancia en España tuve la oportunidad de recorrer casi toda Europa, un año después regresé a México, terminé la carrera y comencé a trabajar en una de las empresas financieras más reconocidas de Latinoamérica.

Pese a haber regresado y establecerme, como la mayoría de las personas lo hace a esa edad, el deseo de viajar jamás desapareció. Cuando has podido experimentar por cuenta propia lo qué es viajar a un lugar nuevo, ver lugares increíbles, probar comidas diferentes, convivir con personas de países que ni siquiera puedes ubicar en el mapa y que pertenecen a culturas totalmente opuestas a la tuya, después de ese momento jamás podrás dejar de viajar.

Año y medio después de que me contratarán me encontraba sentado en la sala de juntas del Director General con la mirada perdida al horizonte revaluando mi futuro, tres años después de ese momento de “iluminación”, por llamarlo de una forma, renuncié a mi trabajo, vendí todas mis cosas y tomé un vuelo desde México a Japón sin fecha de regreso.

China

Ese fue el comienzo de un viaje que al día de hoy me ha llevado a visitar más de 30 países alrededor del mundo.

Hace casi dos años dejé México y desde entonces no he parado. En el momento en que comencé a viajar comencé a escribir en el blog de  Mi Viaje Por el Mundo para contar mi historia y a partir de hoy, además de mi blog, estaré colaborando con el blog de Expedia.mx para inspirarte y mostrarte cómo puedas hacer realidad tu sueño de viajar.

Viajar no es una actividad que esté limitada para los ricos o privilegiados, es algo que todos podemos hacer si realmente nos lo proponemos.

Caminando por los Himalayas en Nepal, rumbo al Campo Base del Everest
Caminando por los Himalayas en Nepal, rumbo al Campo Base del Everest

He tenido la fortuna de estar en lugares que parecerían complicados e incluso inaccesibles. Islas remotas en Malasia, Campo Base del Everest, retiro de meditación en India, vuelo en globo al amanecer en Capadocia, playas exóticas de Filipinas, castillos medievales de Europa y muchos más.  El mundo es un lugar enorme que merece la pena ser explorado y quiero ayudarte a que hagas lo mismo.